domingo, 19 de agosto de 2018

DAVID BOWIE - BE MY WIFE







Canción incluida en el magistral “Low” en los albores del año ‘77  en plena hecatombe punk. Álbum que contaría con la producción de Bowie y Tony Visconti y sobre todo con la excelsa colaboración de Brian Eno siendo este álbum el primero de la llamada trilogía berlinesa del Duque. La letra de la canción en sí no es muy extensa y en un principio pareciera bastante directa sin demasiadas vueltas pero tiene tantas significancias y tantos matices. “Sentía que no tenía por qué hacer ninguna declaración en “Low” comenta el Duque dejando expuesta la sensación de insatisfacción con la que terminaría sus días de vida angelina, apenas podía escribir después de sus excesos. Pero cada verso de sus letras, cada segundo de su música, por más escaso que sean se potencian al máximo.






Parida en medio de la separación con Angie la canción rebosa de ironía pero también vacío en sus líneas.  En el video oficial, que por acciones de copyright fue desactivado de esta cuenta hace unos meses para mi total desolación, el Duque hace una magistral interpretación que no tiene desperdicio. Potenciado el significado de cada línea.




“Low” representa no solo el regreso de Bowie a Europa después del affaire con la cultura musical negra de EEUU sino un salto, cambio radical, arriesgado si se quiere pensando en la magnitud de su figura. Atraído por nuevos sones, la necesidad de superar debilidades y sobre todo regodearse de su tan vasta y rica cultura.
“Lo que me más atrajo de Berlín fue el expresionismo alemán. En los años 20, aquella ciudad era el portal artístico y cultural de Europa, y casi todo lo importante que ocurrió en el arte tuvo lugar allí. Yo quise conectarme con eso, en vez de con Los Angeles y sus sórdidas tiendas de magia” Palo para la siempre plástica cultura hollywodense. El Duque absorbería el sentimiento de la ciudad. Alguna vez rebosante Berlín del mejor espíritu posible y también portadora de un tipo de decadencia aristocrática. La gran ciudad devastada resurgida nuevamente como ícono de la cultura europea. 



La idea inicial de Bowie para su nuevo álbum era combinar en algunas canciones la glacial instrumentación electrónica que emanaban grupos como Kraftwerk, Can, Neu con una base rítmica humana, más enérgica cosa que caracteriza a las composiciones de la primera cara conteniendo estas un fantástico equilibro entre el experimentalismo art-rock y rock tradicional, en una mezcla con arreglos innovadores. Únicos. Algunos elementos incluidos en la segunda cara derivarían de composiciones que había ideado en 1975 para para la banda sonora de la película “The Man…” que finalmente no tuvieron cabida. Basicamente instrumental, ambiental, lúgubre tal vez para algunos esta segunda cara de “Low” porta una belleza crepuscular, infinita, sobrecogedora.



En un plano meramente personal puedo decir (esto debería importar nada más que a mí pero…) que “Low” es el disco del Duque que posiblemente más cariño tengo. Debo confesar que hasta el momento de escucharlo no lo había considerado demasiado a Bowie. Había disfrutado de algunas canciones previamente claro pero el hecho de estar uno expuesto más que nada por proximidad en el tiempo y masividad al material que parió después del enorme “Scary Monsters” en los ochentas y parte de los noventas  hizo que realmente no me interesara mucho. Con este, en cambio, fue el primero con el que realmente me sumergí en la magia de sus canciones y el hacerlo revolucionó mis sentidos y mis aprecios, poniéndolos bien altos contrariando su título.  Genial por siempre “Low”.





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