Lou Reed ya en sus cuarenta llegando (que no es poco tratándose de la vida que había llevado) a su madurez con bríos renovados descubriendo sensaciones, dejando de lado cargas que por poco no se lo cargan a él y con afirmaciones que saben a revelaciones, verdaderas confesiones de su situación por entonces. Encaminado en senderos de vida más estables y menos oscuros de lo que había rumbeado en buena parte de su existencia.
Año 1984 publica el álbum “New Sensations” y en esta canción de igual título, de seguro lo más logrado del vinilo, ya desde sus primeras líneas afirmando que no le gusta sentirse culpable de cosas con las que había estado en mal baile durante muchos años pero también aclarando, por las dudas de que alguien pensara que la cosa va de extremos, que no era ningún ángel.
El otrora “príncipe de las tinieblas” como algunos lo denominaban a principios de los setentas, viviendo esta vez un distinto amanecer de su vida intentando alejarse de pensamientos y seres negativos. Mucha distancia, por más que Reed haya tratado de relativizarla, con respecto a canciones como “Heroine” y de versos como “no me gusta el campo,estoy harto de los árboles... extraño las luces de neón” de la también velvetiana "Train Around the Bend". Algunos feligreses por entonces preguntaban “¿Qué es todo esto Lou?”. Otros sentenciaban: “la industria lo quiere vender como el rocker maldito que ha sobrevivido a todo (a sí mismo más que nada) ahora dispuesto a caer bien a todos y hacerse un lugar en el negocio”. Reed simplemente estaba siendo sincero, como lo había sido siempre. Los años y las cosas no pasan en vano y los cambios a menudo son inevitables.
Representando en los versos de “New Sensations” un viaje sobre una motocicleta dirigiéndose hacia serenos valles de luz radiante y aire fresco para de alejarse de las turbulencias de la gran ciudad muchas veces tan enmarañada de gente tóxica como somníferos. Parando a la vera del camino encontrándose con gente de actitudes distintas pero que igualmente lo dejan reconfortado, escuchando música que sabe a colinas y campo para reanudar luego su viaje atraído por un nuevo y luminoso horizonte que por vez primera se presenta en su vida. Él justamente que había hecho de la oscuridad, de la corrosión y las turbulencias del alma un arte exquisito graficando en esta canción otro sentir. Verdaderamente nuevas sensaciones. Maestro de maestro. Pocas veces la vida sencilla ha sido retratada de manera tan atractiva.
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