Monumental obra incluida en “Young Americans” (1975) y aunque el Duque por su temática la definió como un “rock and roll sociológico” es totalmente soul armonizando plenamente con el resto del álbum.
Su letra es una suerte de oscuro reseteo de algunas sensaciones ya tratadas antes por Bowie pero actualizadas al momento de esta canción, mediados de los setenta. Falsos profetas, dictadores, el culto enfermizo por la idolatría, la evangelización de la política, la dominación de las masas y demás tragedias de la vida referidas de alguna manera por la pluma del Duque.
Escrita en tercera persona la figura personificada ansía la reverencia, la adoración de millones citando a Dios sintiéndose bendecido por él, sintiéndose aliado de él (alguien de arriba tiene aprecio por mí), diciéndole a las masas lo que quieren sentir. Políticos, religiosos, artistas por qué no sobrevolando mesianicamente el siempre codiciado prado de hambrientas y crédulas ovejas.
Algunos, para variar y englobando polémicas de por entonces, han acumulado incógnitas evaluando la letra preguntándose si el Duque no se pasó ironía y acidez en la canción. Se preguntaban si, estando harto de los mecanismos de la fama como se suponía que estaba y que conocía tan bien, si desde su trono alto y solitario veía ante sí un mar de muchedumbre devota y flácida, clientela fácil de la mano dura, tirana
En algunos versos Bowie no solo estaba describiendo el presente sino que también parecía estar vaticinado el futuro en eso de “antes juzgábamos a los hombres por lo que habían hecho, ahora los juzgamos por su aspecto en pantalla, por dónde han estado” . En otros pareciera referirse a sí mismo: “no te apures nena…alguien toca armónicamente mi canción, me hace, me hace, me hace sentirme más fuerte para ti, nena”
Más allá de todo entendimiento una canción gigantesca como tan solo Bowie podía parir allá lejos en una primavera de mediados de los setenta.
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